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El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) fue reportado por primera vez en los Estados Unidos, a mediados del 1981. A partir de este momento, más de 560,000 personas han sido diagnosticadas con SIDA; más de la mitad han muerto. Aún no existe cura, y se prevé que el SIDA reclame un creciente número de vidas en los próximos años.

El Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos calcula que un millón de personas en este país estaban infectadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), el virus que causa el SIDA. Muchas de estas personas no tienen síntomas, se ven y se sienten saludables. Debido a que una persona puede tener VIH por años sin mostrar síntomas, mucha gente puede no saber que son portadores del virus. Cualquiera que sea portador del VIH puede transmitirlo a otros; así la persona infectada presente síntomas o no.

Las investigaciones realizadas indican que aproximadamente la mitad de todas las personas con VIH pueden desarrollar infecciones oportunistas y ser diagnosticadas con SIDA entre 7 y 10 años después de la infección, y que eventualmente casi todas las personas que tienen el VIH se enfermarán de alguna forma debido a su infección.

Hasta el momento, las mejores estrategias para prevenir la transmisión del VIH y reducir el número de muertes por SIDA son la difusión de la información precisa y una educación que provea las destrezas necesarias para evitar los comportamientos arriesgados. Constantemente se está investigando la posibilidad de desarrollar una cura y vacunas preventivas, pero se prevé que éstas tardarán años en ser desarrolladas. Si desea más información sobre medicamentos experimentales, comuníquese con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (National Institute of Allergy and Infectious Diseases) al teléfono 1(800)TRIALS-A.

Por lo pronto, la mejor manera en que podemos detener la diseminación del VIH es alterando los patrones de comportamiento personal que exponen al individuo a la infección con el virus y educando a los estudiantes sobre los métodos y responsabilidades asociadas con su propia protección. La educación puede ayudar a efectuar este cambio mejorando el entendimiento de cómo se transmite el virus. Esto a su vez reducirá los miedos innecesarios acerca del VIH y el SIDA.

Es particularmente importante que los educadores tengan la más completa y mejor información sobre el VIH y el SIDA. Los maestros deben jugar un papel importante en proveer educación sobre la prevención.

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